Del mal como experiencia subjetiva al significado ontológico de la conversión desde san Agustín

Resumen

El sentimiento del mal ha afligido a la humanidad desde el principio de los tiempos: desde que el ser humano se convirtió en un ser pensante, el mal, como sentimiento, se ha situado en el ámbito de la conciencia, constituyendo una de las realidades ontológicas más significativas de la vida humana. Nuestro interés por resolver el problema del mal desde la perspectiva asumida por Agustín al reflexionar sobre su conversión se debe a que no desvalorizó lo vivido como elemento psíquico y subjetivo, divergiendo así de quienes limitan el problema al ámbito de las discusiones cosmológicas y/o teológicas. Más allá de los límites de su condicionalidad histórica, es decir, de las disputas religiosas que enfrentó como obispo, Agustín supo problematizar el significado del mal en la esfera de la conciencia. Su visión del mal como falta, error o pecado es decisiva para comprender el problema de la acción moral en el mundo moderno. Y esta es la manera de explicar por qué podemos volver al problema del mal de Agustín en vista de su visión del problema en la esfera de la conciencia. Así, no sólo podremos concentrarnos en la génesis del problema como problema moral, sino que también podremos aclarar el significado de nuestra justificación anterior con respecto al propósito de todo estudio filosófico desde el precepto socrático 'conócete a ti mismo', a saber: elevar al hombre a la autoconciencia y proporcionarle la comprensión de su propio destino.